Con la imagen de Jesús el Nazareno a cuestas, decenas de feligreses acompañaron, en el último recorrido que hizo en vida, al hijo de Dios en la tierra, como parte de los rituales que se realizan en el Viernes Santo de Valle de Bravo.
Desde temprano, sonaron las matracas en lo alto del templo de San Francisco de Asís, anunciando el inicio del andar de Jesús antes de ser crucificado, según la religión católica.
Salieron por la calle 5 de Febrero con dirección al Vergel, cantando letanías de duelo al ser un día de luto para los católicos.
Al llegar a la capilla del Barrio de Otumba, la imagen de la Virgen de los Dolores acompañada por San Juan Apóstol, se unieron al peregrinar del Nazareno hasta llegar al monte Calvario donde sería crucificado.
Siguieron recorriendo cada una de las estaciones del Vía Crucis por las calles avenida Toluca, el boulevard Juan Herrera y Piña, Alfareros y el puente de la Federal, para retomar la calle Peñuelas y regresar al templo frenciscano por El Vergel.
Cada letanía entonada se convertía en un grito de auxilio y socorro para cada necesidad de los que acompañaban al Nazareno hasta su muerte.
El cansancio era evidente con el sudor que los feligreses reflejaban en sus rostros.
Al llegar al templo del centro de Valle de Bravo, culminó el Vía Crucis con la crucifixión de Jesús, acompañado en su costado derecho por María, su madre, y al lado contrario Juan, el apóstol.
Representaciones teatrales
Como una tradición católica de Valle de Bravo, también se realizaron dos puestas en escena de la pasión y muerte de Jesús.
La primera de ellas fue la representación número 53 del Grupo Emaús en el barrio de Santa María Ahuacatlán, donde el atrio del templo del Cristo Negro se convirtió en el escenario principal de esta representación.
Otra más se vivió en la Plazoleta Joaquín Arcadio Pagaza, sobre la avenida Benito Juárez, donde un grupo de personas volvió a representar el recorrido de Jesús hasta el monte Calvario para ser crucificado.