A María de Lourdes la acompaña un bulto de papeles. Son fichas odisea, de la recompensa de 300 mil pesos que ofrece la Fiscalía por dar datos del paradero de Dianey. Le acompaña también pegado al pellejo de su mano derecha el retrato de su hija en forma de tatuaje.
“No hemos encontrado ningún cuerpo a la fecha, y si no hay cuerpo yo seguiré buscando”, insiste Lourdes debajo del sol y adelantando que extenderá su búsqueda a los estados de Hidalgo y Puebla.
La desaparición de Norma Dianey García ocurrió el 15 de enero de 2018 en el municipio de Chimalhuacán. Ella tenía 24 años y ahora debe tener 29, asegura su madre.
“Se detuvo a dos sujetos, padre e hijo, uno falleció en el penal y el segundo fue liberado hace dos años, porque dijo el juez que no había un cuerpo como evidencia del delito”, expone la señora Lourdes.
Un tatuaje de recuerdo
En el brazo derecho María de Lourdes muestra un tatuaje con el rostro y parte del busto de su hija Norma Dianey. Es la misma foto que usó para las fichas odisea que se repartieron desde hace cuatro años.
Explica que el tatuaje se lo colocó apenas este año, porque así de esa forma puede ver a su hija, solo con levantar su brazo.
“El tatuaje lo miro todas las noches antes de dormir”, dice Lourdes frotando un poco su brazo.
Biultos de evidencia
Al llegar a las afueras de la Fiscalía este viernes, Lourdes sacó de su mochila una lona, unas alertas que pegó sobre las vallas y un bulto de papeles. Dice que es parte de la carpeta de investigación. A la que le han permitido acceder, porque la mayoría del expediente lo tiene la Fiscalía en su poder.
“Esto es solo una parte del expediente, la carpeta de investigación completa la tiene la Fiscalía y es así, más de mil hojas”, asegura Lourdes.
Una cena con tacos
La noche del 15 de enero de 2018 Lourdes habló por teléfono varias veces con su hija. Le dijo que era quincena y que la invitaría a cenar tacos.
“Ella era gerente en Coppel, esa noche me iba a llevar a cenar tacos. Yo como madre presentí que algo pasaba”, dice Lourdes al recordar el 15 de enero.
Dianey debía llegar en 35 minutos. Tiempo en que abordaba una combi y luego un mototaxi. Lourdes le dijo que la esperaría afuera, pero luego transcurrieron los 35 minutos y luego dos horas.
Con la desaparición de su hija de frente, Lourdes se hizo buscadora y fue por sus propios rastros.
“Después de que mi hija desapareció yo busqué sacar la sábana de llamadas, busqué quién me rastreara el celular y me apareció que estaba en otro estado. Le dije a la Fiscalía y solo me respondieron: su hija debe andar de parranda”, relata la madre buscadora.
Después de cuatro años de búsqueda Lourdes sigue firme en que no cederá hasta que tenga el cuerpo de su hija frente a ella. No aceptará otro cuerpo ni otra respuesta, asegura.