“Por favor dime que no eres de izquierda, eres demasiado bonita para serlo”, le dice un hombre a Vivian, quien es lulista, por lo que su flirteo en Tinder está condenado al fracaso. Esta es una muestra de cómo la polarización caló en lo más íntimo en este año electoral en Brasil.
Mientras el gigante latinoamericano se encamina hacia la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el 30 de octubre entre el ultraderechista Jair Bolsonaro y el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, la orientación política se convirtió en arma de seducción o de descarte en las aplicaciones de citas como Tinder, Bumble, Happn y Grindr.
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“Soy de izquierda, preguntaré por quién votas; es importante que pensemos parecido”, advierte en su perfil de Bumble Gabriela S., una psicóloga de Sao Paulo de 25 años, que prefiere mantener su apellido en el anonimato.
“No tiene sentido relacionarme con personas de derecha”, dice Gabriela, que no está dispuesta ni a tomarse una cerveza con quienes asocia por ejemplo al racismo o al desprecio hacia la comunidad LGBT+.
“Me gusta disfrutar del mar, mientras siga sin ser privatizado por Paulo Guedes”, se presenta con ironía Nené, un profesionista de 36 años, aludiendo en Bumble a la política del liberal ministro de Economía de Bolsonaro.
El peso del voto es tal que el filtro político es el “más usado por los brasileños”, dice Javier Tuiran, director de comunicaciones de Bumble para América Latina.
El empleo de esta herramienta “incluso aumentó en los meses previos” a la primera vuelta celebrada el 2 de octubre, en la que el exmandatario Lula se impuso con 48 por ciento de los votos, frente al 43 por ciento para el presidente, dice Tuiran.
¿Los opuestos se atraen?
Así, la ley física que enuncia que los opuestos se atraen no parece aplicarse a las relaciones sentimentales.
“Solo (acepto) a quien no sea votante de Bolsonaro… Para el resto, ya nos arreglamos”, dice en su perfil de Tinder Rafael, de 37 años de edad.
“Algunas diferencias son bienvenidas para complementarse, pero generan incompatibilidad cuando se dan en aspectos importantes, como es ahora para muchos la política” en Brasil, destaca Ailton Amelio da Silva, doctor en Psicología.
Además de ideologías contrapuestas, los electorados de Lula y Bolsonaro se caracterizan por un fuerte rechazo al contrincante, lo que acentúa la polarización en este y otros países.
José Mauro Nunes, profesor de la Fundación Getulio Vargas y doctor en Psicología, asocia esa actitud en aplicaciones de citas al activismo político presente desde hace varios años en las redes sociales y a un exacerbado comportamiento “tribal”, o de pertenencia a un grupo social.
Eso explica la formación de “burbujas” o grupos exclusivos para quienes profesan la misma ideología, sin contacto con el exterior.
Dormir con el enemigo
Un ejemplo es la aplicación Lefty, solo para izquierdistas. “La búsqueda de un compañero puede ser difícil en sí misma. No tener esa incompatibilidad (política) es de gran ayuda para muchos”, dice Alex Felipelli, presidente de Similar Souls, dueño de la app con 15 mil usuarios que incluso mide el nivel de activismo.
Otro caso es el de PTinder, una cuenta de Instagram con más de 26 mil seguidores que “busca generar interacciones, incluso con espacios de anuncios de solteros, entre opositores a Bolsonaro”, explica su creadora, Maria Goretti.
Esta abogada de 38 años se inspiró “en el temor de amigas de conocer a alguien increíble por la noche, y darse cuenta por la mañana de que es un nostálgico de la dictadura u otras ideas bolsonaristas”.
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Según Goretti, su iniciativa ha cosechado ya varios éxitos, coronados en boda.
Los electores del presidente, por su parte, pueden sumarse a “Bolsolteiros”, un grupo de Facebook con unos 6 mil 700 miembros.
Elaine Souza, una asistente social de 46 años, inició el grupo en 2019 con el mismo espíritu de evitar cruces indeseados:
“La izquierda defiende todo lo que desaprobamos. Con solo ser de derecha ya hay medio camino recorrido para encontrar pareja”, dijo.