Los tatuajes, perforaciones e incrustaciones son las formas más tradicionales, practicadas y aceptadas dentro del ámbito de la modificación corporal y en la ciudad de Toluca cada vez es más común que la gente comience a practicar y adentrarse en el mundo de la suspensión corporal.
Algunos desconocen que esta es una práctica ritual, realizada por las civilizaciones de norteamérica denominada o-kee-pa, donde los jóvenes eran colgados de grandes árboles y dejados caer para someterlos a una especie de catarsis y convertirse en nuevos guerreros de su tribu, una transición que debían pasar para alcanzar ese grado de madurez y capital simbólico dentro de sus sociedades.
Sin embargo, en la actualidad el ritual se ha transformado y volcado al espacio del performance (vertiente del arte) o del mundo de la modificación corporal, convirtiendo el cuerpo humano en un lienzo para estas prácticas, que para muchos, son consideradas como dolorosas, pero para otros, como un lugar para la autoexploración, la terapia psicológica, conocer su umbral de dolor o experimentar algo poco convencional en nuestra sociedad.
Los jóvenes son quienes más se han interesado en esta nueva era del performance y la modificación, las agujas también forman parte de estas prácticas y porque no acompañarlas de alguna escarificación en el acto.
Los pirineos son los ganchos que perforan la piel, para después mediante poleas y cuerdas, el cuerpo humano comience a levitar para entrar en el trance del dolor y la liberación. Cada persona decide de donde quiere ser colgada, pecho, rodillas, espalda, pierna y cuantos ganchos desea que se le introduzcan, es una decisión personal que debe ser pensada de manera clara pues los riesgos son latentes.
Las motivaciones de las personas son distintas, sin embargo, cada día es más común que las personas acepten y se adentren a este mundo poco comprendido por algunos sectores y resacatado desde las antiguas sociedades de norteamerica por otros.