Durante la aurora, veneran a la Guadalupana en Valle de Bravo – El Sol de Toluca

Cuarto para las cinco marca el reloj del templo de San Francisco de Asís en el centro de este Pueblo Mágico.

El sacristán redobla con las campanas. Es la primera llamada para iniciar con el rezo del Santo Rosario de Aurora en honor a la Virgen de Guadalupe.

Uno a uno de los fieles, sale de sus casas y recorre a pie las calles solitarias de Valle de Bravo para llegar al atrio de la parroquia de San Francisco.

Se aglutinan alrededor de una Guadalupana de cuerpo entero. Mide más de un metro con veinte centímetros y ocupa cuatro hombros para ser elevada entre los peregrinos.

Una luz desprendida de una vela de la virgen, se pasa de parafina en parafina para iluminar el andar de los presentes, pues la oscuridad, aún invade a Valle de Bravo.

Avemaría purísima“, y comienza el rezo.

Son más de cinco decenas de personas las que se reúnen todas las mañana en Valle de Bravo para acompañar la imagen de la Virgen de Guadalupe, desde el centro del municipio, hasta su Capilla, en lo alto del cerro de la Bolita.

Poco menos de un kilómetro, se recorre entre cada Padre Nuestro y Ave María. La fe se expresa.

Letanías guadalupanas se entonan entre cada uno de los cinco misterios del Santo Rosario. Cada uno con alguna intención en particular, expresada por el que lleva el rezo.

El andar es lento por la calle Independencia, pues son más de 50 kilos los que cargan cuatro hombres sobre sus hombros.

Al llegar al atrio de la Capilla de la Virgen de Guadalupe, los feligreses hacen un pasillo con las parafinas encendidas, para que la imagen pase en medio de ellos, agradeciendo el sacrificio de rezarle desde temprano.

Esta tradición vallesana concluye con la celebración de la eucaristía durante la aurora. Repitiéndose desde el pasado 3 de diciembre, y hasta la madrugada del día 11, en las vísperas de la fiesta patronal.

Es así, como han comenzado las actividades religiosas para conmemorar la 491 aparición de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac, llenando de fe, consuelo y esperanza los corazones de las y los vallesanos.

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