Aunque cada vez son menos los espacios para los fumadores, el hábito lo pueden retomar en la casa y ahí no solo están los otros integrantes de la familia que serán afectados en su salud por el humo del tabaco, también las mascotas, principalmente gatos y perros.
El humo del cigarro además de que contiene monóxido de carbono y nicotina, registra miles de sustancias nocivas que pueden afectar el organismo de los animales, corriendo los mismos riesgos que la persona que está fumando, entre ellos el incremento de las posibilidades de contraer un cáncer.
La persona que fuma puede generar en el ambiente de su casa el triple de nicotina y monóxido de carbono, así como 50 veces más de sustancias cancerígenas que el mismo humo del tabaco, todo se complica aún más si hay poca ventilación.
En los gatos el humo puede generarles problemas serios, un estudio realizado por la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Tuft en Estados Unidos, dio a conocer que el riesgo de padecer tumores se quintuplica en un felino que está expuesto al humo del tabaco.
Las partículas cancerígenas se impregnan en el pelaje lo que ocasiona que se contamine su mucosa oral cada vez que se lame y acicala, por lo que la recomendación es bañar al felino al menos dos veces al mes, pero lo mejor es no contaminar el ambiente.
Entre las enfermedades que pueden padecer los gatos son: cáncer en la boca, de pulmón, irritación en los ojos, asma, problemas cardíacos, salivación por encima de lo normal y temblores y convulsiones.
Los perros que inhalan el humo del cigarro no la pasan mejor ya que pueden padecer alergias, sobre todo los de hocico largo como pastores alemanes y galgos, pero en general todas las razas corren riesgos.
Los canes que viven con fumadores tienen el 60% más posibilidades de desarrollar cáncer de pulmón, de acuerdo a la Asociación “Libres de Cigarro” de Estados Unidos, a lo anterior se suman problemas como alteraciones cardiovasculares, tos, náuseas, cáncer nasal, bronquitis e irritación en los ojos.