Para la conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, este año ONU Mujeres tiene como lema “Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género”. El lema cobra relevancia ya que, si bien hay mujeres que han contribuido al desarrollo científico y tecnológico, no se les ve, y en lo que al mundo virtual se refiere, así como en otras esferas de la vida de las mujeres y las niñas, la brecha de desigualdad de género en el acceso al mundo digital les impide no sólo disfrutar de las ventajas que ofrece navegar en este espacio, sino que las violenta y las limita en casi todas las esferas de su desarrollo.
¡Así es! En el mundo digital las niñas y las mujeres no escapan a la violencia, misma que se despliega en todas las formas que el ciberespacio y las plataformas digitales facilitan a quienes violentan. Tal es la gravedad que en México la Ley General de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia también reconoce a la Violencia Digital, y el Código Penal Federal la contempla como delito.
Cuando las niñas, adolescentes y mujeres son víctimas de actos como: difusión, sin su consentimiento, de sus imágenes o datos personales; amenazas, acoso, difamaciones, mensajes sexistas, humillaciones, expresiones de odio contra ellas y otros actos que causan daño a su dignidad, a su intimidad y a su privacidad, su integridad, su seguridad y su libertad de expresarse y acceder a la comunicación, impactan en su vida personal, familiar, social, laboral y escolar.
Es por esto y más que con la conmemoración del 8 de marzo, como fecha emblemática, pero con la lucha de cada día, cada mes y cada año, buscamos seguir promoviendo la igualdad entre mujeres, hombres, personas no binarias, para que sea una realidad. Buscamos que se visibilice, se reconozca y se asuma que la violencia contra las niñas y las mujeres es un gravísimo problema al que todo mundo debe voltear a ver y hacer algo al respecto.
En nuestro país, 7 de cada 10 mujeres de 15 años han vivido al menos una vez, situaciones de violencia a lo largo de la vida. Las entidades federativas con la más alta prevalencia son: Estado de México con 78.7%, la Ciudad de México con 76.2%, y Querétaro con un 75.2%. Los tipos de violencia que más viven las niñas y mujeres son la psicológica en un 51.6 % y la sexual en un 49.7 %. Los ámbitos en donde las mujeres sufren más la violencia son en la comunidad con un 45.6%, y en su relación de pareja con 39.9 %.
La violencia contra las niñas se muestra en esta encuesta con el 41.8% de las mujeres de 15 años y más que reportaron haber experimentado algún incidente de violencia en su infancia, de las que el 12.6% sufrieron agresiones sexuales, por parte de: tío, primo, un no familiar, desconocido, otro familiar hermano, padrastro o madrastra, padre, abuelo, madre y otro. Se puede ver que la violencia contra las niñas, de acuerdo con esta encuesta y otros datos internacionales, es cometida en su mayoría por personas conocidas por la niña. INEGI reportó también que el 41.5 % de las mujeres con algún tipo de discapacidad experimentó algún incidente de violencia, y el 14.6 % de las mujeres adultas mayores de 60 años y más, reportaron que en el año previo vivió algún incidente de violencia.
La pandemia por la COVID-19, como otras situaciones de desastres, ha impactado de distintas formas a las mujeres, con el confinamiento, la violencia contra ellas aumentó considerablemente; la pérdida de empleos afectó a las mujeres mayoritariamente, la responsabilidad y carga del cuidado de las hijas e hijos, así como de las personas enfermas recayó en las mujeres, y con todo ello la salud mental de ellas se ha visto afectada y con pocas opciones de atención.
Con todo esto, nos podríamos preguntar qué se ha hecho en todos estos años de lucha del movimiento amplio de mujeres, y las acciones impulsadas por los grupos feministas en el país y en el mundo, ¿qué más hace falta?
Hace falta la participación de los hombres, todos, que participen en la vida privada de manera pareja. Hace falta que participen en la prevención de la violencia contra las mujeres y niñas, identificando las conductas violentas y hacer conciencia sobre las que pudieran estar cometiendo; hace falta que los niños, jóvenes y adultos, vivan y promuevan masculinidades no dañinas para ellos mismo y para las mujeres; hace falta que quien despliega conductas violentas, pare su violencia, que si no sabe cómo hacerlo busque ayuda, así como las mujeres buscamos ayuda cuando hemos sido víctimas de agresiones; hace falta que los hombres se pronuncien en todos los espacios posibles, como las redes sociales, en una reunión, en el trabajo, en la escuela, en contra de la violencia de género contra las mujeres; hace falta que no se queden callados y actúen para prevenir la violencia contra las mujeres, pero sobre todo hace falta que no violenten en el día a día.
¿Por qué? Porque las niñas y las mujeres tenemos los derechos a una vida libre de violencia, a gozar de una vida plena, a igualdad de oportunidades y condiciones, y ser vistas y respetadas como personas. Por todo ello, el 8 de marzo, por favor no felicites a las mujeres en tu vida, y no descalifiques las manifestaciones en el marco de la conmemoración y otras protestas, mejor participa en el respeto a sus vidas.