Irene Vallejo pide leer los clásicos con nueva óptica – El Sol de Toluca

GUADALAJARA. Aunque ya tenía algunos libros publicados, cuando la filóloga española Irene Vallejo comenzó a escribir El infinito en un junco, lo hizo pensando que sería la obra con la que se despediría del sueño de ser escritora. Jamás imaginó que aquel ensayo publicado apenas en 2019, en el que cuenta la historia de los libros en el mundo antiguo, llegaría a convertirse en un rotundo éxito de ventas con más de 150 mil ejemplares vendidos y traducido en 30 lenguas.

“Lo que quise hacer en El infinito en un junco fue un homenaje a todas las personas que respaldan, apoyan, difunden, protegen y aumentan el alcance de los libros y las palabras. El objetivo del libro era no sólo reparar en las historias literarias y el protagonismo de los escritores sino de todas esas personas anónimas, que no aparecen en los registros de la historia, pero que han hecho posible la apertura de los libros a lo largo de los siglos”, reconoció Irene Vallejo en conferencia de prensa, previo a la presentación de su libro en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2022.

BAJAR A LOS CLÁSICOS DEL PEDESTAL

Con un estilo que cruza del ensayo y la narrativa, Vallejo relata 30 siglos de historia de los libros, desde las tablillas de piedra, los papiros y los libros digitales. En él, la presencia del mundo clásico grecolatino adquiere una particular mirada crítica en torno a la democratización del conocimiento.

Esta evocación al mundo clásico, señala la autora, también forma parte de una reivindicación que se ha generalizado, curiosamente desde voces femeninas, las cuales actualmente releen la mitología “en busca de los relatos que han formado nuestra mirada sobre la realidad, pero desde una óptica nueva”, con la que se les ha bajado a los clásicos del pedestal y la veneración con que se estudiaban en siglos pasados.

“Creo que estamos tratando acercarnos a esta realidad histórica sin el halo de idealización que les acompañó en épocas anteriores, entablando una conversación que no se basa en la mera admiración sino en el pensamiento crítico de las instituciones políticas e intelectuales que crearon, pero también sus profundas contradicciones, como un reflejo de las contradicciones de las sociedades contemporáneas”, explicó la filóloga.

ALEJANDRÍA, SEMILLA DEL INTERNET

Al evocar en su libro a la mítica Biblioteca de Alejandría, como el gran sueño del hombre de tener el conocimiento de los libros en un solo lugar. Se le cuestionó a la escritora qué tan cerca estamos en el presente de alcanzar ese objetivo.

“Creo Alejandría es un gran hito literario, el cual ya exploró también Borges, pero además de eso también es una semilla del internet, de nuestro intento de almacenar el conocimiento y facilitar su acceso desde todos los horizontes geográficos.

“Por eso me gusta establecer este vínculo de la historia de aquella biblioteca con el presente; porque, a pesar de su destrucción, no creo que haya sido un fracaso, sino, a la larga, un triunfo, pues extendió las geografías del pensamiento, del lenguaje, de la poesía, de la narración durante muchos siglos”, comentó la escritora recientemente galardonada por la Academia Mexicana de la Lengua con el Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña.

REIVINDICAR LA RELACIÓN ENTRE CULTURAS

Durante la conferencia, Irene Vallejo comentó que tiene intenciones de publicar más libros que expandan la historia que comenzó con El infinito en un junco, ya que “está demasiado focalizado en occidente”, característica que no necesariamente fue decisión suya sino editorial, pues la publicación que originalmente pensaba abordar la historia de los libros en Oriente y América habría sido demasiado extensa.

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A raíz de esto, y ya que en esta edición de la FIL Guadalajara, el invitado de honor es el emirato árabe de Sharjah, se le preguntó sobre la importancia del mundo árabe en la interminable historia de los libros. A lo que contestó que el pensamiento y sabiduría islámicos han sido de gran importancia para occidente, como fue en el caso de los textos grecolatinos que fueron conservados y enriquecidos por esa cultura o la introducción del papel que gracias a ella llegó desde China, sin mencionar su profunda influencia literaria en libros como la Divina comedia.

“Creo que los contactos han sido más de los que creemos, pero tal vez por los enfrentamientos bélicos y políticos se ha querido ocultar lo que en realidad fue también un fértil intercambio de ideas y de pensamiento. Por eso creo que hay que reivindicar también como, a veces, por esas misteriosas rutas del saber, lo nuestro también queda en manos de otras culturas y civilizaciones, que lo salvan y preservan”, concluyó.

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