El proceso electoral a Gobernador del Estado de México está marcado por dos narrativas que pueden convertirse en el eje de la próxima campaña que polarizará al electorado mexiquense. Por un lado, destaca la del partido gobernante Morena basado en la crítica a la corrupción de las élites como fuente de todos los problemas nacionales acusando a los partidos del PAN, PRI y PRD de beneficiarse de ese sistema. Cómo reacción, los partidos de oposición que compitieron como alianza por Mexico en 2021 y 2022 han posicionado una narrativa de defensa de las instituciones, de la democracia, y acusan que de continuar dominando Morena, se avecina una regresión autoritaria, de las libertades y la economía de los mexicanos. Este es el choque de narrativas que definirá el rumbo electoral del país.
Los propuestas de campaña y los atributos de los candidatos a Gobernador podrían influir en las próximas campañas, pero parece que la era de la polarización ideológica se ha arraigado y dominará el sentido del voto al estilo de estás a favor o en contra del partido del Presidente, estás a favor o en contra del régimen corrupto del pasado, estas a favor o en contra de las instituciones y la democracia. Las campañas tratarán de llegar a las visceras de las personas, y por lo tanto dominará el voto emocional por encima del voto razonado.
De acuerdo a resultados de las encuestas de salida de El Financiero, una parte importante de los votantes de Morena en 2022 fueron beneficiarios de programas sociales del gobierno, llegando al 60% en estados donde triunfó holgadamente como Oaxaca e Hidalgo, pero bajando al 30% en los estados donde perdió como Aguascalientes y Durango. A nivel nacional existen alrededor de 22 millones de beneficiarios de programas sociales, y estos se han convertido en una base de apoyo social del partido Morena. Incluso en medio de la pandemia y la crisis de inflación, el Presidente ha mantenido razonablemente bien sus niveles de aprobación con 60%. El dominio de la agenda pública a través de la conferencia mañanera, y de sus temas bandera son claves para explicar el éxito del modelo de comunicación política del Presidente.
Por su parte, los votantes de la Alianza por México, tienen un perfil de mayor escolaridad y de ingresos. Los programas sociales del gobierno se dirigen a la base de la pirámide, y las clases medias urbanas no reciben estos subsidios. Los perfiles de votantes de la Alianza por México son parte de los desencantados del gobierno de AMLO, y por supuesto quienes se identifican consistentemente con esos partidos.
La clave de las próximas elecciones de Gobernador dependerá del rumbo del voto de los electores independientes, es decir de aquellos que no se identifican con los partidos, y que representan a la mitad de la población electoral. Cuál será la narrativa que les convencerá más a los independientes, a aquellos ciudadanos que les interesa más el bienestar de su país, que la de los partidos.
Lo que se viene es un choque de narrativas y de polarización en la elección de Gobernador del Estado de México, y muy probablemente en la presidencial de 2024. La narrativa que se imponga terminará influyendo en el triunfo electoral. Lo malo es que la polarización ideológica termina desplazando la discusión de temas estructurales como es la recuperación económica, la inseguridad, la impunidad y el rezago educativo que dejó la pandemia.