El servicio de ferrocarril en Toluca está vigente y permanecerá en esa condición. Los avances en la tecnología no lo han sustituido y no lo harán en lo inmediato.
Pese a la antigüedad de la estación de tren de la capital mexiquense, ubicada en la colonia Independencia, actualmente llegan hasta ahí un promedio de 4 mil toneladas diarias de productos en sus contenedores, desde celulares, pantallas, autos, hasta alimentos perecederos con refrigeración, en tres servicio de patio.
“Es primordial para la economía del país el tren, a lo mejor no hay pasajeros, pero de carga sí, y es muy solicitado”, señala uno de los empleados de mantenimiento.
La estación cuenta con una zona denominada campamento de trabajo, es decir, algunas adecuaciones de vivienda, cuyos espacios individuales alcanzan 3×3 metros. Ahí conviven más de 20 personas cuyo oficio es ser ferrocarrileros.
“La soledad es lo más difícil” menciona otro empleado cuyo hogar es el mencionado campamento.
Su familia se encuentra en Celaya, otros provienen de Querétaro y otras entidades, pero también la plantilla la conforman empleados de Toluca. El hombre viaja a ver a su familia cada 15 días o en su día de descanso.
Y aunque cuentan con todos los servicios, tratan de tener actividades de recreación, salir, cocinar y hasta aprender a tocar algún instrumento musical.
“Hace poco entré al gimnasio. La cuestión que en tu tiempo libre te distraigas. Tienes que salir porque te vuelves loco, sales aquí (en la estación) y dices qué hago “.
En un amplio terreno de la colonia Independencia, en la capital mexiquense, a diario llegan de tres a cuatro ferrocarriles con un promedio de 50 vagones cada uno, aunque algunos llegan a los 72, estos últimos alcanzan una longitud aproximada de casi tres kilómetros.
La mercancía de importación suele llegar al puerto de Kansas, en Lazaro Cárdenas. Ahí se organiza el producto. Primero parte a Morelia, luego a Acámbaro, en el estado de Guanajuato. En ese punto se distribuye para Escobedo, Nuevo León y para Industrial Automotriz, en Toluca.
Y es que señalan que el volumen de 4 mil toneladas de mercancía que llega a Toluca es debido a la alturas y la ondulación del terreno, porque en ciudades con sitios planos suman hasta las 12 mil toneladas diarias.
‘Todo lo que trae una persona puesto, viene en tren, es un servicio especial”, agregó otro trabajador, quienes prefieren el anonimato.
Ellos y sus familias tienen un aparente futuro seguro pues su sindicato no permite que sean desplazados por la tecnología, pues el mantenimiento de vías lo siguen haciendo de forma manual, reciben capacitación constante y cuentan con una licencia federal.
Algunos trabajadores de otras entidades ya cumplieron 10 años en Toluca, pero la experiencia les ha enseñado que al tren siempre hay que tenerle respeto pues, aseguran, arrancarlo es fácil, el chiste es saberlo frenar pues de hacerlo de forma incorrecta, puede terminar en tragedia.
“Nunca hay que perderle el miedo, es máquina pesada”.
Los trabajadores han visto de todo, choques de vehículos, incidentes en la estación, y hasta intentos de suicidio al paso de la pesada máquina.
El ferrocarril en los últimos días ha colaborado con los ciudadanos de Toluca, pues los trenes no llegan en horarios de acceso a escuelas ni de centros de trabajo a fin de que no obstruyan la circulación vial. Los horarios más convenientes son por la madrugada.
Así permanecerá este servicio que por ahora no va a desaparecer, dicen los trabajadores, pese a la molestia de algunas personas pues “el tren llegó primero a Toluca”.
